VENERACIÓN Y CORAZON LIBERADO
No te afanes, alma mía por una vida inmortal, Pero agota el ámbito de lo posible” (Píndaro)
VENERACIÓN
Cuando estoy por llegar al encanto de tu sonrisa y de tu mirada,
El Sísifo que llevo dentro se apodera de mi carga
Haciendo de mi caída una tortura.
Como un enamorado llevando a cuestas la ilusión
Hasta la cumbre de tu belleza,
Colmado de mitos y leyendas en mis alforjas;
Perplejo de ruinas…
Se aparece de pronto en mis espejos el Sísifo burlón
Y de egoísta mueca Mitológica,
Dando el golpe final a mi entereza
En plena caída sobre punzantes rocas,
Haciendo sangrar más que mi cuerpo;
Mi alma de fiel enamorado.
Por este amor a tus encantos,
Proclamo a los cuatro vientos
Derribar la montaña y hacerla llanura;
Porque te quiero,
Y el amor que te debo debe ser suficiente
Para trabajar en cambios posibles y satisfacer mis ansias de gloria
Venerando tu sonrisa y tu mirada a pesar de mis cargas.
CORAZON LIBERADO
Cuando decidas irte, no te detengas.
Solamente no me engañes.
Tampoco es necesario que me digas a dónde o con quién te vas.
Tu silencio lo podría considerar como un otorgamiento a tu decisión.
Mi Corazón paciente me ha enseñado que la discordia entre quedarte e irte es solamente la voluntad de tú hacerlo y yo aceptarlo.
Pasará el tiempo, y si algún día decides venir; te espero.
Entonces cuando vuelvas subiré nuevamente los peldaños que a ciegas he subido para conquistarte, me hincaré ante el rosal que orla tu recinto en este mi corazón paciente.
Pasaremos excelente momentos, con o sin sexo.
Recordaremos los buenos momentos porque solamente eso viviremos.
Nos reiremos como siempre, y en nuestra charla saldrán los motivos que nos han unido.
Tú con la sonrisa a flor de labio y de rostro rojizo, y yo con mis simples frases para provocar tu carcajada y convencerte de que la vida es eso, una cascada de jolgorio, que estando tú conmigo o yo contigo, tú sin mí o yo sin ti, nada cambiaria nuestro ánimo, porque la felicidad dependería de lo que ya hicimos uno con el otro.
Y en nuestro afán de sentirnos tan libres, tan hermosamente libres, seremos los diáconos de la enseñanza evangelizadora de amores pasajeros.
Mis manos recorrerán tu cuerpo con esas ansias de parecerme ajena,
Y entonces, al final, solamente al final, estaremos engañando al corazón, porque no todos tendremos un corazón liberado