LOS ORGANOS DE NUESTRO CUERPO PUEDEN TENER IDENTIDAD SEXUAL PROPIA
La idea de que nuestros órganos podrían ser “masculino” o “femenino” plantea la posibilidad de que las mujeres y los hombres pueden necesitar diferentes tratamientos como consecuencia de ello.
Una nueva investigación sugiere que los órganos de nuestro cuerpo pueden tener una identidad sexual propia. La idea de que nuestros órganos podrían ser “masculino” o “femenino” plantea la posibilidad de que las mujeres y los hombres pueden necesitar diferentes tratamientos como consecuencia de ello. Los hallazgos también podrían arrojar luz sobre por qué es que algunos tipos de cáncer son más comunes en las mujeres, y otros en los hombres.
El estudio, publicado en “Naturaleza”, se llevó a cabo en moscas de la fruta por un equipo de la Clínica Centro de Ciencias de la MRC (CSC), basado en el Imperial College de Londres.
“Queríamos hacer una pregunta muy básica: si se trata sólo de las células de los órganos sexuales de un organismo plenamente desarrollado como “saber” su identidad sexual, o si esto es cierto de las células en otros órganos también, dijo Irene Miguel-Aliaga, quien dirigió la investigación y cabecea la señalización Gut y el grupo de Metabolismo en el CSC.
Para ello, el equipo CSC examinó las células madre en los intestinos de las moscas. Utilizaron herramientas genéticas que les permiten a los genes “on” y “off”, específicamente en estas células. Esto les permitió adaptar las células a ser más “femenina” o más “masculinas”. Cuando el equipo feminizó o masculinizó las células madre del intestino de las moscas esto cambió la medida en que se multiplican las células. Las células femeninas eran más capaces de proliferar.
Esta capacidad mejorada permitió que aparecieran en el intestino moscas hembra creciendo durante la reproducción. Miguel-Aliaga ha demostrado previamente que después del apareamiento, el intestino de la mosca hembra se vuelve a tamaño y metabólicamente remodelado para sostener la reproducción. Se especuló en su momento que si dicha ampliación también ayuda a asegurar una nutrición óptima para un feto en desarrollo en los seres humanos, esto puede ayudar a explicar por qué las mujeres no tienen que “comer por dos” durante el embarazo.
En el estudio actual, el equipo encontró que el efecto de las células madre adultas de los intestinos feminizados era reversible. “Si tomamos una mosca hembra adulta y se masculinizan las células madre en el intestino y esperamos, dentro de un lapso de tres semanas, el intestino se encoge al tamaño más pequeño, parecido al de los machos”, dijo Bruno Hudry, investigador del equipo de estudio.
El equipo también encontró que el intestino femenino fue más propenso a tumores. “Nos parece que es mucho más fácil crear tumores inducidos genéticamente en las hembras que en los machos. Así que sospechamos que existe una relación en el sexo. Las hembras necesitan este aumento de la plasticidad para hacer frente a la reproducción, pero en ciertas circunstancias pueden ser perjudiciales y hacer que el intestino femenino sea más propensos a tumores”.
Se sabía que las gónadas, o los órganos del sexo, de vertebrados retienen considerable plasticidad: el ovario adulto y las células de testículos de adultos en los ratones pueden trans-diferenciarse en sus homólogos sólo con un único cambio genético. Así las células en las gónadas deben tener su identidad sexual en un continuo armado durante toda su vida postnatal.
El equipo cree que se trata por primera vez este tema, sin embargo, tal plasticidad se ha demostrado en células adultas fuera de las gónadas. “Si ahora tomamos la marcha en la que hemos masculinizado las células madre, y se aparea esta mosca, vemos que su intestino no está redimensionada en respuesta a la reproducción. Así que pensamos que lo que la identidad sexual de células madre está haciendo es conferir plasticidad diferencial sobre el intestino femenino”, dijo Hudry.
Puede ser evidente que hombres y mujeres desarrollan órganos específicos del sexo como se desarrolla el feto, pero de acuerdo a Miguel-Aliaga ha habido una suposición de que los órganos aunque sean los mismos en ambos sexos funcionan de manera diferente sólo a causa de diferentes hormonas circulantes, por ejemplo, el estrógeno en las mujeres y la testosterona en los hombres que golpean de lleno en la pubertad.
Lo que es sorprendente es que en un órgano adulto que se encuentra en ambos sexos, como el intestino, las diferencias se mantienen, y que éstos no se deben a una historia del desarrollo o de hormonas circulantes. La ventaja de utilizar un modelo de la mosca es que el equipo puede masculinizar o feminizar las células madre adultas individualmente y explorar los resultados sin cambiar la historia del desarrollo de la marcha o sus hormonas circulantes.
En el curso de esta investigación, el equipo identificó un nuevo mecanismo potencialmente importante detrás de este cambio de sexo, que sugieren puedan operar en más de los órganos y tejidos de nuestro cuerpo que ha sido previamente reconocido. Miguel-Aliaga ve esto como un importante hallazgo este nuevo estudio.
La formación de las características masculinas o femeninas implica una cascada de acontecimientos genéticos. “Vimos que los determinantes del sexo en la parte superior de esta cascada eran activos, pero las partes de la cascada de la que previamente se había demostrado ser activa, por ejemplo, en los órganos sexuales o durante el desarrollo, no funcionó en estas células madre. Esto, dijo, es una nueva rama de la vía de determinación del sexo que está en juego”.
Hasta ahora, se ha supuesto que las únicas células con una identidad sexual son aquellos en los que esta cascada es reconocida activamente. “Hemos descubierto un nuevo mecanismo que es independiente de este, lo que potencialmente significa que todas las células de la mosca tienen una identidad sexual”.
Según Miguel-Aliaga esto plantea la intrigante posibilidad de que las células de muchos más órganos de moscas pueden tener su propia identidad sexual, y que este podría ser el caso de las personas también.
“Hemos encontrado tres genes que son importantes en las células madre del intestino, y llama la atención saber si estos tres genes juegan un papel similar en las células fuera del intestino en otros tejidos corporales también.” El equipo está dispuesto a examinar estos tres genes aún más, sobre todo porque la gente lleva los genes que son análogos a los tres que ahora hemos destacado como importantes.
El Dr. Des Walsh, jefe de la junta de medicina de la población y los sistemas en el MRC, dijo: “Este estudio es una pieza interesante de la investigación biológica que extiende nuestra comprensión de por qué la fisiología masculina y femenina es diferente, más allá de lo obvio.
“Ahora se necesita más investigación para ver cómo se traduce este hallazgo para los humanos. Si este conocimiento intrínseco en poder de las células madre, en efecto, conduce la manera en que nuestros órganos se comportan, también podría influir en la forma en que estos mismos órganos responden al tratamiento.”