LA BRUJA CLEO


Cleo era una bella mujer, asediada por todos los hombres del pueblo, pero ella ignoraba los galanteos que los varones le hacían, ya que para ella ninguno era digno de ella.
Ella siempre decía a quien la conocía que ella escogería a su futuro esposo, y el hombre que ella eligiera tenía que quererla con todas sus manías y costumbres que ella tenía,
Sus amigas le decían que tenía ideas muy raras, y que nunca se casaría si seguía pensando así, pero ella se reía y les contestaba, ya verán que no, yo me casare cuando quiera y con el que yo escoja y se iba riendo alejándose de ellas.
Y así fue, llego un joven muy atractivo al pueblo de visita, pues llego a casa de uno de los habitantes de ahí, y Cleo al verlo dijo a sus amigas.
Ven a ese joven, el va a casarse conmigo muy pronto, sus amigas se rieron y le dicen,
Pero como crees, el solo viene de paso, ya que vino a visitar a sus tíos, los señores Pérez y pronto se ira.
Cleo, hecho a reír y volvió a decirles, ustedes verán que en menos de un mes será mi esposo, y como siempre se fue riendo dejando a sus amigas perplejas e incrédulas.
Pero como Cleo había dicho, el joven al conocerla se enamoro perdidamente de ella, y ella no ignoro los galanteos del joven, al contrario, se sentía alagada por ello y el joven se sentía embelesado con ella que le pidió se casara con él lo más pronto posible.
Cleo y el joven se casaron, ella estaba feliz pues también se había enamorado de él, pero lo que nadie sabía ni su propio esposo era que Cleo, era una bruja y que por las noches salía para reunirse con otras brujas para hacer sus maldades o para robarse a los niños de otros lados.
Así paso el tiempo y Cleo vivía feliz con su esposo, pero una noche el joven despertó en la madruga y vio que su esposa estaba con él acostada pero sin cabeza, la cama como el piso tenían sangre que después empezaba a desaparecer, al momento el joven supo lo que su esposa era, UNA BRUJA, ya no pudo dormir, y espero hasta que Cleo llego y volvió a colocar su cabeza en su cuerpo y quedar completamente dormida.
El joven esposo no dijo nada ya que Cleo se comportaba como siempre cariñosa y atenta, pero él ya no sentía el amor que había sentido por ella, solo de pensar que estaba casado con una bruja. El joven se despidió de ella y salió, el fue a buscar al cura del pueblo y decirle lo que había descubierto de su esposa y que por favor le dijera que podía hacer.
El cura le dijo que tenía que hacerse el dormido y esperar que la bruja se desprendiera de su cabeza y verla salir de la casa, y después untar suficiente sal en el cuello de la bruja para, que ella al volver no pueda unir su cabeza de nuevo, y si el alba la sorprendía sin su cabeza, moriría en poco tiempo.
El joven así lo hizo y espero a que su mujer saliera sin cabeza y el entre cerrando sus ojos vio como la cabeza de su mujer salía rodando con una expresión burlona pero feliz, y el sin titubear hizo lo que el cura le dijo, puso en el cuello de su mujer suficiente sal y espero a que ella volviera y ver lo que iba a suceder aun fingiéndose dormido.
Cuando la bruja vio que no podía unirse a su cuerpo empezó a gritar horriblemente, y el joven se levanto espantado viendo como el cuerpo de su mujer se retorcía en la cama y la cabeza gritando y llorando y viendo con odio a su marido, pero sin poder hacer nada. El joven salió corriendo espantado y dejando a Cleo gritando y llorando, esperando que su mujer muriera ahí sola. En varios estados de México se cuenta que existen hasta la fecha leyendas de brujas que hacen sus maldades y que muchas veces los aldeanos salen a cazar brujas con machetes en mano