ADRIANA DE MUERTE
Nada detendrá mis inciertos pasos
para buscarte en mis horas de agonía.
No me detendrán las sombras que me acosan cada día.
No me detendrá mi Dios a pesar de la blasfemia,
mucho menos hará que dude ante el pecado de tenerte entre mis brazos.
Me duele estar siempre a la espera…
más si el andar fuese eterno te pediría tu primavera a cambio de mi invierno y te daría mi sangre, mis sentidos, mi vida entera.
Embriágame con tu dulce nombre:
Adriana belleza.
Adriana melodía.
Adriana de luces.
Adriana de sombras.
Adriana; mi pan de cada día ven a cobijar mis fríos.
Has arder en tus manos mi última rama.
Dame de beber tus jugosos ríos…
Y con su néctar succionarte el alma.
Y que al final seas el oxígeno que respire a diario.
Que seas el manto y mortaja de mis egoísmos.
Que sea tu mirada la que dé su luz a mis últimos caminos.
Sé Adriana mía mis fúnebres cantos
Cuando el viento pronuncie tu hermoso nombre:
Adriana de muerte.
Por: S. David