EL CURA DIABÓLICO

Esta leyenda fue contada hace mucho tiempo en Oaxaca, historia muy tenebrosa que hacía que la gente del lugar sintieran terror de salir por la noche.

Se conto que por las noches se aparecía un cura con aspecto demoniaco, pero que al parecer todos decían que era el cura de la parroquia que había sido muerto por la Santa Inquisición, ya que había sido acusado de inducir a sus feligreses de adorar al demonio y de que el también  era un fiel sirviente del diablo, y como fue acusado por el cacique y  personalidades del lugar  por eso fue torturado horriblemente por los inquisidores.

En realidad, el pobre cura fue injuriado ya que nada de lo que decían de él era mentira, los hombres que testificaron contra él, se sentían culpables de la muerte horrible que sufrió el pobre cura, cuatro de ellos se sentían mortificados y con temor del pecado tan grande que habían cometido, así que decidieron confesar su pecado y al mismo tiempo rectificar lo que habían confesado sin haber sido cierto

Don José Velasco, quien era el alcalde habló con su amigo Manuel quien era el regidor, y le dijo que se sentía muy abrumado por la muerte tan horrible que había sufrido el padre Tomás, y que el remordimiento que sentía no lo dejaba dormir y sobre todo tenía miedo de la gente del pueblo, que al enterarse de la muerte del santo padre, podían hacerle algo a él y a los testificaron en su contra.

Don Manuel le dice, –Yo me encuentro igual que usted, los remordimientos no me dejan en paz, ciento una zozobra como si algo malo fuera a ocurrir, pero al igual que usted estoy dispuesto a  confesar mi falta. Iremos juntos. —

_Nos iremos por la noche y así evitamos que alguien nos vea y nos hagan daño, de acuerdo—

__De acuerdo contestó don Manuel—

Pero no tenía mucho en que don Manuel salió de la casa de don José, cuando el cielo se puso negro, con unos nubarrones que presagiaban una gran tormenta, pero no solo fue la tormenta que llego, sino que cuando terminaba de empacar se oyeron unos golpes muy fuertes en la puerta y salió abrir, pensando que su amigo había llegado muy pronto, pero su sorpresa fue mayor cuando al abrir la puerta se encontró con el padre Tomas, con múltiples llagas sanguinolentas en su cuerpo, que se encontraba quemado, su rostro descarnado pero con huellas de que había sido torturado ya que su rostro aún tenía huellas de los golpes que le dieron y que le desgarraron parte de su cara, el alcalde saco fuerza de su interior y cerro con fuerza la puerta, pero para el espectro no fue suficiente ya que el atravesó la puerta y con voz macabra que hizo que el pelo del alcalde se erizara, dijo.

Don José, usted y sus amigos juraron ante una biblia haberme visto inducir a mis feligreses al mal y todo lo que juraron fue inducido por el cacique del pueblo, ya que todo lo que él quiere o le estorba ustedes las autoridades cumplen sus deseos y caprichos y lo que pido es el alma de don Felipe el cacique del pueblo y si ustedes no me ayudan no descansaran hasta que lo que pido se haga.

Don José dice al cura, pero como puede usted pedir eso, usted que el pueblo lo considera un santo por todas las obras buenas que hizo, eso es venganza y es pecado. Yo jamás hare pacto con el diablo, mejor vuelva al lugar de donde vino y no haga el mal ahora que muerto está.

El cura diabólico riendo contesto–  ¿Yo?, que la gente me considera un santo, en mi mente peque ya que por las noches me imaginaba las peores maldades y atrocidades contra las mujeres que asisten a la iglesia, aunque luchaba contra el diablo porque me ponía esas tentaciones, otro pecado que tuve fue la avaricia, ya que lo que los feligreses daban a la iglesia guardaba y tenia costalitos llenos de monedas y lo que daba a mis feligreses era muy poco a comparación con lo que entraba, de ese dinero que yo guarde preste dinero al tramposo del cacique que al cobrarle prefirió dar falsos testimonios en mi contra y pidió mi muerte.

Pero lo que sí puedo decir es que jamás renegué de mil fe, renegué de mí pero jamás contra la iglesia. Cuando me torturaron maldije a  mis verdugos pero nunca renegué de mi fe por miedo  al castigo divino.

Por todo esto el demonio me repudia y no me deja entrar porque en vida salve a cientos de almas para que no fueran al infierno y el cielo me ha cerrado las puertas también por haber estado dentro del bien y del mal. Sé que si llevo el alma del cacique, el demonio dejara mi alma en paz.  El cura atravesó la puerta desapareciendo de la vista del alcalde, quien con sus ojos llenos de lagrimas cayó de rodillas y se puso a rezar pidiendo perdón por lo que él sus amigos habían hecho.

Cuando llego su amigo le conto lo sucedido y ambos decidieron no hacer lo que el cura les pedía, y decidieron ir mejor a la iglesia y confesar lo que habían hecho y lo sucedido a don José.

Al estar frente al cura sucesor del padre Tomás, este les dijo que no podían estar seguros de que cura que se les aparecía fuera el padre Tomás, que más bien era el demonio que quería apropiarse de sus almas, así que les dijo que estaría bien oficiar misas a nombre del padre fallecido y que todos los que habían mentido en contra del cura asistieran a misa todos los días.

Salieron con su alma descansada por lo dicho por el cura, y decidieron reunirse los cuatro amigos por la tarde para  tomar una copa y decidir qué hacer y hablar de lo sucedido.

Estando los cuatro reunidos vieron un bar recién abierto y uno de los amigo dijo,  Miren este bar es nuevo, vamos a ver qué tal es el servicio y tal vez le perdone el pago del mismo, todos rieron y vieron en la puerta a un hombre de color quien los recibió amablemente, al entrar vieron todo muy bonito solo que los únicos que estaban en el lugar eran ellos, el hombre que los recibió llego con copas y les dijo que el quinto invitado los estaba esperando, ellos se miraron y le dijeron que no había otro invitado, –De donde saco usted eso le respondieron—

El negro les indico una puerta por donde debían entrar diciéndoles, –El cura que ustedes saben los está esperando, así que entren, el negro con el rostro trasfigurado los guio, y sus ojos se vieron con centellas rojizos, los cuales daban miedo, por lo que sin decir nada lo siguieron y al entrar vieron  en una plancha de piedra a un hombre amarrado de manos y  pies esperando lo peor y  al padre Tomas quien los esperaba con una mueca en su boca descarnada les dijo a los cuatro.

__Tomen esta daga y ustedes van a matar a este hombre que es el cacique del pueblo,  y con esto sufrirá cuatro veces la muerte y con esto llegara al infierno donde el diablo lo espera por todas las atrocidades hechas por él.

Así que si ustedes quieren volver al lugar de los vivos tienen que hacerlo y cada uno de ustedes lo matara de diferente manera, así que cuando uno de ustedes lo vea morir, los otros lo verán revivir y volver a matarlo, así que empiece la fiesta de la muerte, cuando hayan terminado de hacer esto, ustedes volverán arriba y yo no volveré aparecer, ya nadie me vera.  Y así fue nadie jamás en el pueblo lo volvió a ver,Esta historia aunque increíble, fue comentada hace mucho pero mucho tiempo atrás.

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