Tras el escándalo de los abusos sexuales cometidos por tres sacerdotes en Chile, y después de la visita del Papa Francisco al país sudamericano en enero de 2018, donde se entrevistó con las víctimas y sus familiares, en mayo de 2018, se reunió en el Vaticano con los obispos chilenos y tras tres días de introspección, todos ellos dimitieron a su cargo, 34 en total.

El escándalo se dio por la revelación de lo que se hacía llamar la cofradía de sacerdotes, “La Familia” con una estructura piramidal que era liderada por “la Abuela”, y seguían “las Tías” y las “Hijas” por los que fueron denunciados 14 sacerdotes chilenos que realizaban abusos sexuales contra menores de edad, Aunque fueron investigados más de 100, los cuales fueron denunciados, en especial del caso Fernando Karadima, y pese a ello, los obispos prefirieron guardar silencio que denunciar, hasta que se vieron forzados por un reportaje con un infiltrado que los puso en evidencia.

Fernando Karadima, reconocido como un verdadero depredador sexual que abusó por décadas de los que en ese entonces eran menores de edad pero que siguió haciéndolo, aunque ya eran mayores, fue sentenciado en 2011 a que se retirara a llevar una vida tranquila, algo que no convenció a nadie y que no fue sino hasta septiembre de 2018 que el papa Francisco se vio obligado a expulsarlo del sacerdocio.

Pero Karadimna fue solo uno de los 119 sacerdotes que fueron investigados por abuso sexual y que al mismo tiempo fueron protegidos por la iglesia católica chilena y en un momento hasta por el propio Francisco I porque aparentemente no le llegaba la información adecuada, por lo que mandó a hacer una investigación que derivó en un informe de 2300 páginas que contenían lo que se llamó “una cultura de abuso”

La bomba realmente explotó en mayo de 2018 cuando renunciaron a su cargo 34 obispos chilenos y de los cuales se recibió de inmediato la renuncia de algunos, y los de otros se fue postergando mientras se realizaban apelaciones ante los tribunales chilenos.

A mediados de enero de 2019, aceptó el Papa la dimisión de otros obispos y rechazó esta semana la del cardenal francés Phillipe Barbarin en nombre de la presunción de inocencia y que fue condenado a seis meses de prisión por el encubrimiento.

Pero el día de hoy Francisco I aceptó la dimisión hecha por el cardenal Ricardo Ezzati máximo dirigente de la iglesia católica en Chile.

Para las víctimas la renuncia ha sido considerada como insuficiente ya que no representa una sanción correspondiente al severo daño ocasionado en cientos, tal vez miles de personas que directa o indirectamente resultaron afectadas por el recurrente y sistemático abuso sexual de menores que además por el régimen militar aplicado en Chile resultaban mucho más vulnerables.

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