YOGA: EQUILIBRIO Y SOSTENIBILIDAD

El árbol es la postura de yoga más conocida con un nombre alusivo a la naturaleza. Pero también existen la montaña, la flor de loto, el águila y la cobra, entre muchas otras.

Las evocaciones del entorno natural han sido constantes durante miles de años en la práctica del yoga y podrían atribuirse a que las imágenes de la naturaleza son simples y a que todos las conocen y pueden relacionarse con ellas. Sin embargo, esta atribución podría quedarse en lo superficial, en realidad la relación entre yoga y naturaleza es más profunda.

Yoga es una palabra en sánscrito que significa unión, la unión del cuerpo y la mente, la unión del ser humano y su entorno, la unión de la persona y el universo.

Tradicionalmente, el yoga nos ha alertado de la interdependencia del género humano y la naturaleza. El sólo hecho de hacer a las personas conscientes de su respiración es una manera de vincularlas con su propia naturaleza y con su medio. De alguna manera, hacer yoga ha tenido siempre una dimensión ecológica que, no obstante, en la vida moderna llega a ignorarse cuando se piensa que se trata nada más de un ejercicio físico.

El yoga es mucho más que eso, es una disciplina que ayuda a cambiar el estilo de vida de quien la practica y sus beneficios trascienden el cuerpo y la salud de la persona, alcanzando a su entorno. Más aún, el yoga puede ayudar a proteger ese entorno y a hacer frente al cambio climático que amenaza al planeta.

Ahmed Soliman lo sabe. Biólogo y científico del medio ambiente, optó por dedicarse a ser maestro de yoga de tiempo completo. Con una trayectoria también de activista de la justicia social y causas medioambientales y de educación ecológica, está convencido de que el yoga puede hacer una diferencia y cambiar los comportamientos destructivos del planeta.

“Sé que puede sonar esotérico, pero practicar yoga ayuda a las personas a entender mucho mejor quiénes son. Al entenderlo y sentirnos bien con nosotros mismos, no buscamos gratificaciones excesivas y con esto nos hacemos conscientes de la naturaleza y el medio ambiente también”, dice.

¿Y cómo es que el yoga infunde esta conciencia y deseo de sostenibilidad? ¿Qué tiene que ver pararse de cabeza con el futuro del planeta?

Ahmed Soliman lo explica así: “Como biólogo y científico del medio ambiente, tras haber estudiado y trabajado profesionalmente en ese campo, si hay algo que puedo asegurar es que para que un ecosistema funcione correctamente hace falta un equilibrio. No podemos ir a un extremo o a otro.”

Nacido en El Cairo, Egipto, Ahmed trabajó en el estado de California y con el gobierno federal de Estados Unidos. Ahí, parte de su labor era proteger las especies y los hábitats amenazados, por ello sabe que ni siquiera en esos casos de riesgo se debe sobreproteger o centrar toda la atención y energía en las especies en cuestión porque eso afectaría a otras especies y hábitats, alterando el equilibrio.

“Para que los ecosistemas y las especies se desarrollen en la naturaleza debe haber cierto equilibrio. Lo mismo pasa con el yoga. El yoga nos enseña a encontrar el centro, a ser equilibrados, a no ir a los extremos. La mejor opción es la del centro, la del equilibrio.”

Esta búsqueda de equilibrio empieza en el tapete, haciendo las posturas. Poco a poco, a medida que se sigue practicando yoga, el estado contemplativo de bienestar que se logra con la respiración empieza a instalarse en la vida cotidiana y esto a su vez conduce a cambiar ciertos hábitos y costumbres dañinas que también perjudican al medio ambiente, como el consumo excesivo de energías contaminantes o el uso indiscriminado de plásticos.

Las posturas de yoga hacen evidente la importancia del equilibrio en todos los aspectos de la vida. Ahmed cita un ejemplo muy gráfico: pararse de manos.

Y, ¿qué necesitamos para hacer yoga? ¿cierta edad, peso, fuerza o flexibilidad? No, dice Ahmed, quien envía un mensaje para este Día Internacional del Yoga.“Se pueden hacer muchas cosas para trabajar con nuestros cuerpos tal y como son. No hace falta ser una persona que se puede doblar mucho o que es muy fuerte para decir que es un yogui. El yoga es un estilo de vida, no es una práctica competitiva, todo el mundo puede hacer yoga. No importa la edad ni la condición física, quien puede respirar puede hacer yoga, es tan simple como eso”.

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