UNO… DOS… Y TRES POR TI
UNO
El poeta se enamoró de sólo verle por las tardes. En las noches le escribía versos y poemas sin cesar. Se atragántaba con letras y palabras con poco sentido poético. Se ahogaba con rimas azul cielo y sonetos caramelizados. Su respirar era sofocante, era un insulto al buen quehacer de sus pulmones. No era su falta de respiración por cuestiones anatómicas o corporales. Era por la angustia de morder palabras, para masticar y engullir las rimas que involuntarias brotaban adornando su nombre.
Al final lo que padeció fue su “no” definitivo.
DOS
.-Qué difícil es ser la psicóloga de la familia.
“…Sí, es muy difícil porque ellos te verían con el recelo de tu cuestionamiento, Y su comportamiento distaría mucho de su normalidad”
TRES
._ ¡Órale hijo de la chingada, dame todo lo que traigas!…
“… Pobre tipo, le entregue toda mi tristeza, toda la frustración que llevaba conmigo, y también le entregue todas las ansias de seguir amándote”.