EL NO Y EL NUNCA POR RESPUESTA
El poeta se enamoró de sólo verle por las tardes. En las noches le escribía versos y poemas sin cansancio. Le atragantaban letras y palabras con sentido poético. Se ahogaba con rimas de azul cielo y con sonetos caramelizados. Su respirar era sofocante, era un insulto al buen quehacer de sus pulmones. No era su falta de respiración por cuestiones anatómicas o corporales. Era por la angustia de morder palabras, masticarlas y engullirlas bruscamente, atorándoseles en los conductos respiratorios.Sus latidos perdían el compás de su ritmo cardiaco. Su nocturnal silencio le indicaba que perdía poco a poco la vida.De nada le valían sus recorridos por esos laberintos literarios.No encontraba el camino porque la brújula se había imantado con los Nortes y los Sures de su exquisito nombre.La enconada batalla se debatía entre los “Sís” de sus poemas con los “Nos” de las respuestas a sus declaraciones de un amor supeditado a la lectura de Odas Pasionales. Los dos clavos que al final cerraron su Poemario fueron el No y el Nunca que finalizaban como epilogo a cada uno de sus versos.
Y allí quedó el Poeta, entre lisonjas de miradas furtivas a su Reyna de tarde en tarde.Y allí quedó el Poeta, entre los laureles que visten los dedos pulgares indicando el sur de muerte en los Cosos antiguos donde Filósofos y Eruditos Bardos contaron las historias de grandes amores inconclusos. Los “Nos” y los “Nunca” de una mujer obcecada son más poderosos que Rimas, Versos, Sonetos, Odas y Poemas de un poeta enamorado.
Cayetano Vázquez del Mercado Arias