La Organización de las Naciones Unidas dio a conocer que el número de personas que no estudia ni trabaja va en aumento en todo el mundo.

La cantidad de jóvenes que ni estudia, ni trabaja ni recibe ningún tipo de educación, llamados popularmente nini, no solo no disminuye, sino que sigue aumentando y puede crecer aún más a corto término, según destaca un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo. Las mujeres tienen más del doble de probabilidades de verse afectadas por esta tendencia.

El estudio Tendencias mundiales del empleo juvenil 2020: La tecnología y el futuro de los empleos  indica que, desde su anterior edición el año 2017, la franja poblacional de 15 a 24 años que cumple con esos requisitos pasó de 259 millones de jóvenes en 2016 a los 267 millones en 2019, dos terceras partes de ellos mujeres, y prevé que crecerá hasta los 273 millones en 2021.

 “A escala mundial, las mujeres jóvenes tienen dos veces más probabilidades que los hombres jóvenes de ser ninis. La brecha de género es aún mayor en regiones como Asia Meridional y los Estados Árabes, donde las normas sociales y culturales impiden a las mujeres cursar estudios o trabajar fuera de su hogar. La tasa de jóvenes ninis no ha disminuido de una manera significativa en ninguna región desde 2005”.

Estas cifras alejan la consecución de la meta 8.6 establecida por la comunidad internacional en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de disminuir las tasas de jóvenes sin un trabajo y una educación adecuada para el año 2020.

El informe señala que la pérdida de empleos debido a la automatización expone más a los jóvenes empleados que a los de mayor edad y que los “más vulnerables son quienes cuentan con formación profesional”.

 “Ello pone de manifiesto que la calificación adquirida mediante formación profesional para lograr un empleo específico tiende a quedar obsoleta más rápidamente (…) que la adquirida en programas de enseñanza general”, señala el informe.

Por ese motivo, la Organización urge “a revisar y modernizar los programas de formación profesional” de acuerdo con la evolución de las disposiciones de la economía digital.

El director del Departamento de Política de Empleo de la Organización Internacional del Trabajo, Sangheon Lee, explicó que la separación de los estudios o del mundo laboral de tantos jóvenes perjudica su futuro a largo plazo y puede llegar a minar el desarrollo socioeconómico de su país.

 “Ahora bien, las causas por las que esos jóvenes llegan a ser nini son sumamente variadas. El reto consistirá en armonizar el planteamiento flexible necesario para ofrecer a dichos jóvenes políticas y medidas adecuadas para que la situación cambie. Una solución única para todos no servirá de nada”, detalló.

Pese a indicar que los jóvenes que finalizan estudios de grado superior tienen menos probabilidades de verse afectados por la automatización, destaca que se enfrentan a otro tipo de problema ya que “el rápido aumento de la cantidad de jóvenes licenciados en el mercado laboral ha hecho que ésta sea superior a la que se demanda y, en consecuencia, ello ha dado lugar a una reducción salarial en este tipo de empleos”.

Esta situación comporta desaprovechar la capacidad de millones de personas de las que no se puede desperdiciar su talento “si queremos superar los problemas que plantean la tecnología, el cambio climático, la desigualdad y la demografía”, señala la directora del Servicio de Políticas de Empleo y de Mercado, Sukti Dasgupta.

Otro aspecto destacable del informe es que, pese al crecimiento global del número de jóvenes de 1000 a 1300 millones durante los últimos veinte años, disminuyó el número de ellos que participan en la fuerza de trabajo (la suma total de los tienen empleo o están desempleados) de 568 a 497 millones.

Pese a que la tasa mundial de desempleo es del 13,6% presenta variaciones regionales considerables que van del 9% en América del Norte y el África Subsahariana hasta el 30% en África septentrional.

Así, de los 429 millones de jóvenes empleados, unos 55 millones viven en condiciones de pobreza extrema, debido a que sus ingresos son inferiores a 1,90 dólares al día, y la pobreza moderada afecta a 71 millones.

 “La mala calidad de los empleos de muchos jóvenes se manifiesta en las condiciones de trabajo precarias, la falta de protección jurídica y social, y las limitadas oportunidades de formación y de progresión profesional. El hecho de que tres de cada cuatro trabajadores jóvenes en todo el mundo estuvieran ocupados en la economía informal en 2016 pone de relieve la magnitud del problema”, revela el informe.

La destrucción y creación de empleos por parte de las nuevas tecnologías a nivel mundial comporta que, de cara al futuro avance socioeconómico, la OIT destaque como fundamental “un marco de política integrado para ayudar a los jóvenes a lograr empleos decentes en este contexto”.

De no tomarse medidas pertinentes la Organización Internacional del Trabajo destaca que si no se toman medidas aumentará en muchos países el número de jóvenes “desanimados”, una situación que cree que “socavará en último término el desarrollo socioeconómico de estos países”.

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