Nacida en Guadas, el 26 de enero de 1796, virtuosa y digna heroína de la Independencia, “joven, bonita, pobre, viva, inteligente”, marchó desde la capilla del Colegio del Rosario hasta el suplicio, cuyo cadalso estaba levantado en la Plaza Mayor, vestía de camisón y mantilla azul, en forma arrogante dijo:

“Pueblo indolente; cuan diversa sería vuestra suerte si conocieras el precio de la libertad, ved que aunque mujer y joven me sobar valor para sufrir la muerte y mil muertes más. No olvides este ejemplo. Pueblo miserable, yo os compadezco, algún día tendréis más dignidad”, un oficial al pie del banquillo le ofreció un vaso de vino. “No lo tomo” –dijo- “Menos de un tirano”.Fusilada el 14 de noviembre de 1817, a las diez de la mañana, en compañía de su novio el Capitán Alejo Sabarain, seis balas atravesaron su hermoso cuerpo y nueve vidas más segaron ese día en su compañía, fue sepultada a petición de sus hermanos sacerdotes José Ignacio y José María bajo el altar mayor de la Iglesia de San Agustín. Esta heroína fue muerta por haber luchado y promulgado la Independencia de México.

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