Aquellos seguidores de aquel sabio farsante llamado Caifás, le decían a Iesus, el cual amarrado de las manos encontraba.

“anda Judío caminante, dile al maestro tus blasfemias.”

Caifás dijo:

“te escucho nazareno, quiero oír de tu propia voz, quien eres tú.”

Y Iesus con voz firme le contestó:

“yo soy quien soy, por órdenes de mi Padre.”

Caifás hablo de nueva cuenta:

“y quien es tu padre, si todos sabemos que eras hijo de un carpintero.”

Iesus:

“así es para ti, esa es tu visión, pero la mía es que tu eres un hombre, y yo soy el Rey de los Cielos.”

La gente la cual estaba presente le gritaba blasfemo, y ofensas sin nombre le decían sin cesar.

“eres un blasfemo, un loco con esperanzas de llamar la atención.”

Así le decía Caifás al escuchar su respuesta.

Iesus preguntó.

“si soy un loco, entonces díganme que pecado he cometido ante ustedes.”

Caifás le contestó gritando:

“tu pecado es ser blasfemo, oportunista y un incitador de la falsa fe con la plebe, y por no saber cumplir el sabath.”

Iesus con seguridad le dijo:

“pues bien, culpable soy entonces, ya que blasfemo contra las mentiras contadas por ustedes soy, oportunista de amor a todos me considero, y de igual forma incito a los que llamas plebe a querer a Dios, y cumplir el sabath es cumplir con la vida, no detenerla sin hacer nada, a mi Padre se le brinda todos los días amor donde estés, hagas lo que hagas, no un solo día de hipocresía, como muchos de ustedes hacen.”

Caifás volvió a gritar:

“mereces la muerte, y haber si cuando estés frente a ella, hablas igual.”

Iesus igualando su tono de voz le contestó:

“la muerte será mi vida, y cuando suceda regresaré hablando mejor.”

Caifás tratando de ridiculizar al Ángel Supremo frente a todos, le gritó:

“solo un loco como tú, afirmaría que puede destruir el templo y edificarlo en tres días” y comenzó a reír.

Y todos los presentes como borregos con guía burlaron al tono de Caifás, y seguían ofendiéndolo sin tregua.

Iesus aun con todo el ruido de aquel recinto habló más fuerte:

“es mas fácil tumbar el templo de mentiras y edificarlo en 3 días, que lograr callar la verdadera palabra de Dios.”

Caifás enojado con gritos de mando dijo:

“llevémoslo con Herodes, él lo crucificará y callará por siempre.”

Al decir aquellas palabras Caifás, un guardia de apariencia robusta, golpeó a Iesus en su vientre con crueldad y rudeza innecesaria y le dijo.

“muévete, animal caminante.”

Iesus soportando el dolor de aquel golpe, le dijo al guardia con una sonrisa antes de avanzar.

“yo caminaré por mí mismo hasta el final de mis días, pero tú caminarás hasta el fin del mundo con soledad, rogando piedad.”

Dichosos los que entiendan.

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