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Nació el 12 de abril de 1869, en Paris; Francia, fue un famoso asesino en serie francés, conocido como Barba Azul de Gambáis.  Tenía 53 años cuando murió.

Fue miembro de una familia modesta obrera parisina, su padre, hombre recto y religioso, trabajaba como fogonero en una fundición industrial, su madre era costurera, desde pequeño Landrú demostró ser un gran estudiante, tenía una afición desmedía  aspirar a una buena vida.

En 1889, se ve forzado a casarse con su prima hermana Marie Reny, a causa de un embarazo no deseado, con ella tendría tres hijos más. Durante esa época, Landrú se gano la veda honradamente como  vigilante de garaje, y labores administrativas.   Pero la necesidad de tener un nivel de vida más alto, lo inclino hacia la delincuencia, entre los años de 1902 a 1914, cometió algunos delitos menores por estafas, mismas que le valieron tres penas de cárcel sucesivas, lo que provocó que su padre avergonzado por el mal modo de vida de su hijo, se quitara la vida ahorcándose en un árbol en el Bois de Boulogne.

No hay que olvidar que Landrú, cumplió con sus obligaciones militares, al poco tiempo de haberse casado

Landrú, poseía cierta inclinación por la estafa, y la guerra de 1914 – 1918, le dierón la oportunidad de especializarse en ese talento.

Las bajas producidas en la guerra, que día a día los periódicos se llenaran de avisos matrimoniales, publicados por las viudas que perdían a sus maridos en el frente de batalle.  Esto lo hizo darse cuenta que joven y atractivo como era, podría sacar provecho de esta situación.

Landrú, entonces publicó un aviso en los diarios que decía. SEÑOR SERIO, DESEA CASARSE CON VIUDA O MUJER INCOMPRENDIDA DE ENTRE 35 y 45 AÑOS.

Este aviso tuvo una respuesta abrumadora, ya que Landrú, recibió gran cantidad de cartas, las cuales estudio y clasificó con esmero, pues las que tenían la anotación  S.F. significaba mujer sin fortuna, y eran descartadas de inmediato, mientras a las demás les enviaba una contestación para saber más detalles acerca de cada mujer, en especial para asegurarse de que tuvieran dinero.

La primera víctima, fue la viuda Jenine Cuchet, mujer de 39 años, que vivía con su adolecente hijo, y que contaba con una cantidad considerable de ahorros.  La señora Cuchet, tenía una urgente necesidad de afecto, por lo que a Landrú, no le costo mucho tiempo conquistarla pues su cortesía y su aspecto de “caballero”, enamoraban inmediatamente a las mujeres.


Bajo la identidad de “Diard”, inspector de correos, no solo le prometía matrimonio sino que también se ofrecía a conseguirle al joven hijo de la viuda un empleo estable y con futuro en la administración.

La viuda no dudo en aceptar y se fue a vivir inmediatamente con Diard al apartamento que Landrú previamente había rentado en Vernohillet, y ahí madre e hijo, desaparecieron, sin dejar rastro.

Orgulloso de su primer éxito, Landrú no tardo en repetir la hazaña, y ahora se animo a llevar varias conquistas simultáneas.  Entre 1915 y 1919, realizó 9 conquistas, una tras otra.

Las víctimas eran todas viudas, sus edades oscilaban entre los 45 y 50 años.  Las mujeres creyendo lo que les decía su “futuro esposo”, le confiaban sus negocios, joyas y fortunas y tras pasar la “luna de miel “en la campiña.

Cuando Landrú, considero que su departamento en Vernohillet, ya no era seguro, se cambio a un pabellón llamado “La Emita”, ubicado en Gambáis, este nuevo lugar contaba con toda la seguridad para esconder a  sus “amores”  Landrú, vivía sus conquistas en Paris y los domingos los pasaba en Gambáis, su vida podía considerarse “casi normal”

Visitaba a sus hijos adoptivos con frecuencia, actuando con ellos como “padre atento”, y a sus esposas les obsequiaba joyas de las cuales nunca explico su procedencia.

Con el tiempo, los familiares de las desaparecidas comenzaron a mostrar preocupación, el juego de Landrú estaba llegando a  su fin.

Los primeros en alarmarse fueron los parientes de la señora Collomb. (Quinta novia de Landrú), quienes mandaron una carta al alcalde de Gambáis, solicitando noticias de la joven y de un tal señor Dupont, con quien había sido vista por última vez.

Poco después, la familia Buisson, buscaba a la que fue la séptima novia de Landrú, y a quien acompañaba un tal “Fremyet”, en Gambáis.  El alcalde no conocía el nombre de Fremyet, ya que fue Dupont (Landrú) quien había rentado La Ermita.

De inmediato, se abrió una investigación cuyo objetivo era localizar a un hombre calvo, con barba negra y de estatura mediana.

Con esta vaga descripción era prácticamente imposible dar con el hombre indicado, pero fue el azar quien permitió que la hermana de la señora Bulsson, se cruzara con Landrú el mismo día en que presento ante la policía la denuncia de la desaparición de su familiar.

Lo vio en una tienda de la Rué de Rivoli, comprando porcelanas, acompañado de su nueva víctima, Fernande Segret, la policía interrogo al comerciante y encontró que Landrú, había dejado su tarjeta “Lucien Guillet, 76,Rile Rochechouart”.

Y así fue como el 13 de abril de 1919, “Le Petit Journal”, publicó la detención de Landrú, en el que informaba a sus lectores que estaba inculpado de robos con agravantes y de estafas y que durante varios años se oculto con nombres falsos.  Además el diario sentencio  PERO CARGOS MAS GRAVES PESARAN SOBRE EL.

La policía calculo en aquel entonces que había asesinado a 300 mujeres, cifra exagerada, el nunca confeso su culpabilidad, aunque la verdadera cifra pudiera rondar los 60 asesinatos.

Según se supo después.  Que su plan consistía en hacer contacto primero con las futuras víctimas, con las que se portaba atento y encantador, con eso se ganaba su confianza y después de un breve plazo en el que gozaba de sus encantos, las convencía para que le dejasen sus ahorros, luego las mataba, las descuartizaba con una sierra y las quemaba, incinerándolas en el horno de la Villa  “Ermita ge”

Todo lo anterior se conoció cuando la policía acudió a su domicilio y descubrió la cocina, el cobertizo donde Henri, amontonaba ropa y muebles de sus víctimas, encontraron también osamentas humanas calcinadas, pero las pruebas que le inculpaban era toda la documentación escrita en su libreta, meticulosa información de cada una de sus víctimas, con sus gustos, dietas, así como los billetes de tren de Paris a Gibáis.

El proceso de Landrú, duro dos años, fue tan escandaloso este caso que el público, cambió su preocupación de la reciente guerra por el juicio del hombrecito calvo, barbudo, que negaba con calma, bromeaba con cinismo y daba muestras de la más delicada cortesía, en su celda, recibía obsequios y propuestas por parte de admiradoras, el colmo de la admiración fue que en las elecciones de 1919, cuatro mil franceses, propusieron a Henri Landrú, como candidato.

Al termino de su juicio y resultando culpable, como sentencia fue condenado a ala máxima pena , el 25 de febrero de 1922, salió del patio de la prisión de  Versalles, descalzo y con camisa, hacia la guillotina, poco después, rodaba su cabeza en el cesto de aserrín.

Lo cierto es que Landrú fue condenado “sin pruebas”, solo con pruebas circunstanciales, su cuaderno de notas y el horno donde las incineraba.  Años más tarde, se hallaron  muchos cadáveres hechos trozos en los alrededores de la casa.

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EL BARDO.

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