Al correo de los 21 Revista nos llegó una denuncia ciudadana con respecto a lo que sucede en los operativos de alcoholímetro que se realizan los fines de semana en la recta a Cholula y la salida a Huejotzingo donde comúnmente menores de edad alcoholizados, sin licencia y sin tarjeta de circulación ponen en riesgo cada semana a los cientos de conductores que circulan por estas concurridas avenidas.

En la mayoría de los casos se limitan a pagar las infracciones y los usos de grúas y corralones, pero cuando se trata de los llamados “juniors”, son los padres los que terminan poniendo denuncias y quejas en contra de los servidores públicos, aprovechando “influyentismos” y su abuso de poder, si no es directamente con contraloría lo hacen inventando abusos de autoridad ante Derechos Humanos, los cuales deben seguir el procedimiento en contra de los funcionarios, pero entonces ¿dónde quedan los derechos humanos de los demás?

Las recomendaciones que emiten en la Comisión de los Derechos Humanos, muchas veces son parciales, sólo para darle gusto a estos “personajes” que defienden a sus hijos con todo, sin tomar en cuenta los delitos que cometen, los riesgos en que ponen a la ciudadanía y negando que sus hijos tienen problemas de alcoholismo, drogadicción y autocontrol, como si por el dinero, poder o cargo que ocupan sus padres los hicieran inmunes a las leyes, que piensan que la aplicación de las mismas no son para ellos.

Las quejas se acumulan donde servidores públicos son castigados por hacer su trabajo, acaso Derechos Humanos toma en cuenta estos daños a los derechos de los trabajadores, tal parece que no, que prefieren darse cuadro al seguir investigaciones a todas luces absurdas, sin investigar de fondo las circunstancias que dieron origen al suceso.

Desde antes de la pandemia sucedía con regularidad estos casos, disminuyeron cuando cerraron los comercios que venden alcohol públicamente, pero después de que abrieron de nuevo los negocios aumentaron drásticamente los jóvenes alcoholizados que en el mejor de los casos son detenidos en los operativos, y en el peor tienen accidentes vehiculares que pueden llevar a la muerte a los conductores, sus acompañantes o a otras personas que tuvieron la mala fortuna de toparse con ellos. En el caso de los detenidos, en su estado de ebriedad constantemente acusan de hechos falsos, se ponen agresivos y amenazan con que sus padres despedirán al personal que los detiene, aun por su propia seguridad, es momento de poner atención a todas las causas y no sólo de defender a estos menores delincuentes.

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