“Dime tu amigo, si eres el Hijo de Dios, como seria tu política para gobernar al mundo.”

Palabras que decía Judas, con interés de aprendizaje.

Yeshua contestó.

“no habría políticos como tú, y mucho menos política hipócrita como la de los poderosos.”

“política la cual innecesaria sería, ya que no gobernaré tu mundo, si no el universo.”

“el día que un político vea por su pueblo, en vez de ver por su bolsillo e interés, ese día la política será a favor y creativa.”

“no es necesario la política para gobernar si existiera el entendimiento, aparte para gobernar es necesario conocer en todo a su pueblo.”

“la política debería de ser como las leyes de mi Padre, es decir deben de ser para todos, y no para unos cuantos.”

Pedro el cual solo oía, decidió preguntar.

“Maestro, por que los religiosos y profetas siempre se han beneficiado con las políticas.”

Yeshua con sonrisa en su rostro contestó.

“por que no son ni profetas ni verdaderos religiosos.”

Dichosos los que entiendan.

Pablo al igual que su hermano preguntó.

“pero Maestro, si no das denario o si no apoyamos a los religiosos siempre nos dicen que Dios se enoja con nosotros.”

Yeshua ahora soltando una risa larga contestó a Pablo.

“No Pablo, Dios no enoja, se enojan ellos y lo resienten sus bolsillos e ideales.”

Mateo el cual reía con la sonrisa de Yeshua le preguntó.

“entonces Maestro, las leyes no sirven.”

Yeshua contestó.

“las leyes serian efectivas si no beneficiaran a unos cuantos.”

“si se entendieran las leyes de mi Padre, no sería necesario entender las leyes del hombre.”

Lucas sorprendido con la respuesta dicha por Yeshua  agregó.

“Vivir de la palabra de Dios es malo, Maestro.”

Yeshua le contestó con risa pícara.

“vivir no lo es, mas si lo es lucrar.”

“aquel que tanto habla de sencillez y amor, vive en ostentismo y de sencillo no tiene nada.”

“piden denario para ayudar al hombre, cuando en su mesa manjares hay de sobra.”

Juan se unió a las preguntas diciendo.

“entonces hay que vivir en escasez.

Yeshua ahora sonriéndole a Juan que era el menor, decía.

“no, tampoco, solo se debe de ser conciente y no perder el espíritu de bondad.”

Dichosos los que entiendan.

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