La inteligencia algunas veces, es confundida con divinidad.

El buen aprendizaje, jamás será olvidado cuando preguntado sea.

Yeshua, fue buen aprendiz, antes de maestro.

Fue buen maestro, al momento de enseñar y con gran paciencia explicación otorgaba, al que con dudas acercaba a él.

Yeshua, estudió las almas y les aprendió a entender.  Aprendió y estudio las religiones manifestadas en toda forma, observó las estrellas, controló y entendió el comportamiento de los mares y ríos.  Distinguió y estudio a los animales, pero sobre todo, aprendió en este mundo terrenal, a entender al mismo hombre, especie de gran complejidad, pero entendida y estudiada fue.

Del hombre estudio su vida, sus preocupaciones, su interior, su felicidad, su mente, esta última, siendo la más débil en aquellos tiempos, y por increíble que parezca, en los actuales de igual forma es.

Todos preguntan que característica física única, tenia el Ángel Supremo, aunque la respuesta en su mirada  su gran sonrisa esté frente a ellos.

Otros preguntan, el que hubiera sido del Ángel Supremo, si no hubiera muerto, cuando la respuesta esta  en ellos.

Yeshua, tenía una mirada única, mirada tan llena de amor, penetrante e intimidante, atado aquel que la miraba por primera vez, pero que al mismo tiempo, cobijaba en su interior.

Observador de vida, bien entendida, bello como nunca ha visto e inteligente nato.

Belleza imponente para un hombre alto, con físico común, deslumbrante para todo aquel que a distancia encontraba.

Tierno como un niño, amoroso como Él mismo.

Cuantos errores cometió por aprendizaje, errores únicos, errores sin daño, errores sin consecuencias.

Errores comunes, que enseñaron a aquel Ángel Supremo.

Errores que enseñaron la importancia del perdón.

Errores como hombre, tus errores son de él.

Dichosos los que entiendan.

En aquellas 2 pequeñas embarcaciones, en las cuales los 12  y Yeshua cruzaban aquel río inmenso, al atardecer, la vivencia de observación e inteligencia, así como de enseñanza a la vista más grande estaba a punto de suceder.

Yeshua, con su humor de costumbre dijo

“La mirada del ciego, tiene más alcance que la del sabio.”

Pedro sonriendo contestó.

“Pero el sabio buen entender tiene, maestro”

Yeshua, miró a Pedro a los ojos y con una sonrisa larga, le dijo.

“Cuanto ven tus ojos”

Pedro bajando la mirada y sonriendo, contestó.

“Ven lo que todos ven, y ven poco amigo”

Yeshua, volteando a ver a Judas, le preguntó.

“Cuanto ven tus  ojos amigo”

Judas contestó.

“Poco maestro”

Yeshua alzando la voz, dijo con voz intencionada.

“Hoy hay frío, hay hielo en los mares, hay temor por una tormenta”.

Lucas el cual en la otra embarcación encontraba, dijo.

“Contigo no hay frío, ni hay hielo en los mares, mucho menos temor, estando a tu lado Jesús.”

Mateo, el cual en la pequeña barca de Lucas iba, agregó.

“Cuanto ven tus ojos Jesús”

Yeshua, con sonrisa de niño, habló.

“Veo, mas allá de lo que los ojos de todos ustedes ven”

“Veo que venimos en un barca en el agua, para no caer y mojarnos.”

“Veo que hay temor de todos a la nada.”

”Veo, no tan solo con mis ojos”.

Yeshua, al terminó de estas palabras, agregó con seriedad.

“Remen para el centro, remen, para la mitad del agua.”

Pedro contesto a su petición.

“No se le ve centro al agua, aparte es peligroso maestro.”

Judas tomo aquel remo y obedeciendo a su amigo, y comenzó a remar con Tomas, siendo imitados por el resto de sus hermanos.

Al estar las 2 embarcaciones en el centro de aquellas aguas heladas, Yeshua levanto sutilmente, y mirando a todos dijo.

“Sus ojos verán lo que quieren ver”.

Después de estas palabras, lentamente saco una pierna de aquella embarcación, para después poco a poco, sacar la otra pierna restante.

Ante las miradas de sorpresa, así como de maravilla de sus elegidos, lentamente comenzó a caminar en las aguas.

Lentamente, sin temor, sin dudas, daba paso a  paso, hasta llegar a 3 metros de distancia de las embarcaciones.

Pedro, sin dar mención alguna a sus ojos, dijo.

“Maestro, caminas en las aguas”

Juan el menor de todos, hincó en la barca y bajaba su mirada.

Tomas gritaba.

“Maestro, cuidado.”

Yeshua, en ese momento, era una silueta borrosa encima de las aguas, gracias a la poca luz del atardecer, que igual que sus pisadas, poco a poco desaparecía.

Judas gritó.

“Rememos hacia él.”

Yeshua al oír a Judas gritó.

“Aquel que quiera venir a mí, que lo haga caminando sobre esta agua, que siga mis pasos”

Pedro, el mayor, levantó de la barca, y sin mirar, salió solo para hundirse en aquellas aguas.

Pablo su hermano, junto con Judas, estiraron sus brazos, para ayudarlo a salir

Yeshua, volvió a repetir.

“Quien quiera venir a mí, que lo haga caminando, siguiendo mis pisadas.”

Judas, levantó y salió de la barca, para errar de la misma forma en que Pedro lo había hecho.

Tomás gritó a Yeshua.

“Jesús, yo no se nadar”

Los nervios, la angustia, así como la preocupación por aquel reto hecho por Yeshua, no detenía por parte de los elegidos.

Nervios, nervios, miradas de unos a otros, miradas a Yeshua, mirada al agua, mirada a los cielos.

Yeshua, repitió por tercera vez,

“Quien quiera venir a mí, que lo haga caminando, siguiendo mis pisadas, “

“Pedro con desesperación dijo.

“Maestro no podemos, no somos como tú”

Yeshua, habló, caminando de nueva cuenta a la barca

“¿Dónde esta su fe?, ¿Dónde están sus ojos?,  ¿Dónde esta su búsqueda?”

Tomando de nueva cuenta su lugar, en la barca dijo a todos sonriendo.

“No os sientan mal, por no ver y entender bien aún.”

“Mas diré una cosa, no todo es milagro, no engañen a sus ojos con algo que cualquiera puede ver y hacer”.

Pedro apenado le contestó.

“Perdón maestro, explícanos  bien.”

Yeshua, habló con una sonrisa.

“Yo les dije al que quisiera ir a mí, lo hiciera caminando y siguiendo mis pisadas.”

“Pero todos por la impresión no buscaron ni vieron mas allá  de lo que sus ojos veían.”

“Bajaron de la barca en otro lugar donde yo no pise y cayeron donde cualquiera hubiera caído”

“Más sin en cambio, diré que hice algo normal, solo vi donde “

Judas sorprendido le dijo,

“Entonces no puedes caminar en las aguas “

Yeshua le contestó.

“Lo haría si mi padre y la ocasión lo pidiera, no por hacerlo”

Pedro volvió a preguntar

“entonces, ¿si caminaste sobre las aguas?

Yeshua sonriendo dijo a todos.

“Si vieran más allá de lo normal, hubieran visto las piedras y las aguas congeladas del centro”.

“Si hubieran mirado mis pisadas, hubieran visto donde pisé, y todos detrás de mí estarían, fuera de la barca”

”Por eso repito a ustedes, algo importante de vida”

”Si confías todo en lo que ves, solo engañas a tu mente, si lo que ves no lo entiendes, entonces no ves nada” Dichosos los que entiendan.

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