Yeshua encontraba sentado comiendo queso y fruta, en casa de Magdala, tan tranquilo y sonriente como siempre, pero sin decir palabra alguna a aquella mujer, la cual fijamente miraba maravillada a su gran Maestro, a su amigo eterno.

Las miradas entre los 2 eran únicas,  eran una sola, entre cada bocado de Yeshua, una sonrisa de Mágdala  surgía, y entre cada descuido de ella, una carcajada de Yeshua brotaba.

No paso mucho tiempo de esto, cuando en aquella habitación entro Pedro, aquel elegido de mayor edad que todos, el cual con palabras de burla dijo.

“Hombre Maestro, ves belleza y ni hablas”.

Magdala y Yeshua, se miraron de nueva cuenta, como niños traviesos y soltaron su sonrisa.

Pedro al ver lo que Madala y Yeshua hacían, sonrió de igual forma.

Magdala detuvo su sonrisa diciendo.

“Pedro, la belleza la vi yo, y enmudeció mi voz”.

Pedro le contestó.

“Así es María, la belleza que tu has notado, de igual forma nosotros la vimos.

Magdala habló, mirando a Yeshua.

“Sabes Jesús, no creí jamás vivir con tanta tranquilidad, después de vivir como viví”.

Yeshua, sonriendo solo movió su cabeza.

Pedro habló de nueva cuenta.

“Sabes Magdala, es bello tener a 3 mujeres elegidas como tú, estando con nosotros”.

Magdala contestó a Pedro.

“Gracias Pedro, pero es más bello ser perdonada por el hijo de Dios, y ser levantada de entre nada, para estar al lado del mejor amigo, del Ángel Supremo, de Jesús.

Yeshua comiendo como estaba y sonriendo sin decir nada seguía.  Un buen oyente era esa tarde, frente a Pedro y Magdala.

Pedro dijo a Magdala.

“Sabes hermana, he notado cierta atracción tuya hacia el Maestro”.

Magdala contestó apenada.

Si Pedro, así es, verdad tienen tus palabras, atraída a este bello hombre estoy, pero no con un interés carnal común, si no con un interés de amor de hermana, de hija a padre, de amiga a amigo, de pareja eterna”

Pedro sonriente habló.

“Estas atraída nada más con eso, Magdala.

Y ella contestó.

“Como hombre es bello, pero como hijo de Dios, es único”.

Pedro habló.

“Maestro, esta mujer esta enamorada de ti.

Yeshua sonriendo contestó por primera vez..

“Así es Pedro, tan enamorada como tú de mí y yo de todos.”.

Magdala dijo.

“Sabes Jesús, jamás en mi vida había conocido a hombre alguno que cautivara tanto por fuera como dentro.”

Yeshua agradeció diciendo y sonriendo.

“Gracias Magdala, eres de igual forma bella por dentro, así como tu belleza por fuera no es menos.”

“Tu belleza es hermosa, Magdala, es sobresaliente y atrayente a las miradas de cualquier hombre.”

Sara, mi madre y tú, son las mujeres que hablarán en voz, de muchos más.

“Así como para mis ojos eres bella, para mi alma eres pura”.

Magdala interrumpió.

“Eso me importa más Jesús, que me aceptaras sin importarte mi vida pasada”.

“Aunque ante ti reconozca que hace años, mi interés por ti hubiera sido por algo carnal”.

Yeshua interrumpió ahora diciendo.

“Hace años al verme, hubieras sido igual contigo”.

Pedro habló.

“Maestro, has sido hombre de estar con una mujer.”

Yeshua contestó sonriendo.

“He sido hombre Pedro, he tenido que serlo para saber y conocer.”.

Magdala sorprendida habló.

“Tendrás descendencia Jesús”

Yeshua contestó

“Mi descendencia son todos ustedes”

“Cada uno de ustedes lleva parte de mí y mucho de mi Padre.”

“Cada uno de ustedes, es mi descendencia, es mi gran familia”

Pedro habló.

“Has estado enamorado Maestro”.

Yeshua contestó.

“Más de una vez, pero ahora mi amor ha sido repartido a todos por igual”.

“Muchos hablarán de mas, y otros sorprendidos estarán de que una mujer virgen me haya traído a este mundo, pero otros mas, sin saber dirán palabras vagas sobre Magdala y Sara.”

“12 hombres y 3 mujeres, serán multiplicadas en miles y esos miles en millones.”

“Más reconozco, que la belleza es cautivadora, tanto de ella como mujer, como la tuya Pedro, como buen hombre”.

“Y si debo reconocer que si mi Padre no me hubiera mandado a mi misión terrenal, feliz hubiera vivido, teniendo una familia completa.”

“Más sin en cambio, si descendencia directa tuviera, más cruel morirían en este mundo, por aquellos que persiguen y ejecutan la verdad”                                                                          

“Yo soy quien soy, por orden de mi Padre, y feliz vivo, y feliz moriré por mi familia terrenal, la cual son y serán por siempre todos”.

María, levantó y dando un beso a Jesús en su frente dijo.

“Gran mujer me siento, por ser parte de tu vida Maestro”

Pedro, estrechando su mano agregó

“Gran hombre soy Maestro, siendo parte de tu descendencia.”

Yeshua sonrió y como si nada hubiera pasado, siguió comiendo y sonriendo ahora de igual forma que al inicio, con Magdala y Pedro.

Dichosos los que entiendan.

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