LA CARIDAD NO DEBE CONFUNDIRSE CON EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
Con un PIB estimado de 284.000 millones de dólares, Italia es conocida mundialmente por sus innovadora industria, el vasto sector agrícola y una moderna capacidad de producción. Sin embargo, hay un lado oscuro porque, debido al complejo sistema alimentario italiano, los trabajadores y los pequeños productores en el sector agrícola son aplastados por una pesada carga, dijo este viernes la relatora especial* de la ONU sobre el derecho a la alimentación, Hilal Elver.
La experta independiente, que acaba de terminar una visita de once días al país, explicó que “en la escena internacional, Italia es un país muy activo en la promoción de los derechos humanos, especialmente en lo que respecta al derecho a la alimentación; pero esto no se refleja completamente a nivel nacional”.
“Durante mi visita conocí a muchas personas que dependen de bancos de alimentos y organizaciones benéficas para su próxima comida, migrantes sin hogar y sin alojamiento seguro para pasar la noche, trabajadores agrícolas sometidos a horas de trabajo excesivas en condiciones difíciles y con salarios bajos, que no les permiten satisfacer las necesidades básicas, trabajadores migrantes indocumentados y, por lo tanto, relegados al limbo sin acceso a trabajos regulares o la posibilidad de alquilar un lugar digno para vivir y estudiantes cuyas familias son demasiado pobres para pagar los precios requeridos por los comedores escolares”, afirmó.
Por eso dijo que, como país desarrollado, así como la tercera economía más grande de Europa, tales niveles de pobreza y carestía de alimentos “son inaceptables”.Y añadió: “El Gobierno italiano debería entender que la caridad alimentaria no debe confundirse con el derecho a la alimentación”.