Miguel y sus legiones, fueron los últimos guerreros en luchar contra el ángel caído, logrando enviarlo a los fuegos, después de una pelea encarnizada, ocasionada por las ambiciones y envidias de algunos hermanos.

Antes de la creación de ustedes. Mi Padre caminaba en su reino a lado de lucifer.

Caminaba, reía, y platicaba con él, sobre las maravillas de sus cielos.

Hablaban sobre las virtudes de cada una de sus creaciones, lucifer era su creación favorita.

El ángel caído, se distinguía de todos los demás por su belleza, por su amor a mi Padre, y por su voz tan llena de suavidad, que ocasionaba una tranquilidad para aquellos hermanos que lo escuchaban.

Tenía todo lo que muchos quisieran, pero aun así envidia sentía al ver que mi Padre otorgaba amor a todos nosotros.

En un momento de aquella belleza, mi Padre decidió crear un nuevo mundo, un mundo habitado por hijos de Él, a los cuales les otorgaría un distintivo de nosotros, les daría el poder mas grande de todos, y ese sería el albedrío.

Lucifer, al escuchar los planes de mi Padre, refutó a su decisión, y pedía una explicación a mi Padre, ya que el sentía que no había nadie mejor que él, para merecer tan maravilloso poder.

Mi Padre solo le sonreía, y no le contestaba.

Lucifer, ante tal decisión de mi Padre, decidió hablar y confabular en contra de mi Padre, acercó a todos mis hermanos, uno por uno fue pidiendo un apoyo para evitar aquella decisión de amor de mi Padre.

Prometía, que si lo apoyaban, el hablaría con mi Padre, y les otorgaría mas poder, así como mas amor.

El primer hermano en apoyar su idea, confiado en el amor que mi Padre daba a Lucifer, fue Leviatán, hermano guerrero el cual contaba con 2 legiones de guerreros dispuestos a entregarse por amor a mi Padre y a su gran general.

Leviatán, se distinguía de mis hermanos, por la frialdad de sus decisiones, así como su frialdad en sus sentimientos, era todo un guerrero, fue enseñado en el arte de las guerras por el mejor, el cual se llamaba Miguel.

El segundo en aceptar sus planes, fue mi hermano Astharot, el cual lleno de calidez, ofreció sus legiones y las puso al mando de Lucifer, esperando a cambio, más fuerza y más legiones para su mando.

El tercero fue, Behelial, el cual, desde siempre, había sentido una gran admiración a la belleza de aquel ángel caído, envidiaba su belleza, ya que el sentía que la belleza y la lujuria, deberían de ir de la mano, así que él, y su legión, aceptaron lo prometido por Lucifer.

El cuarto en integrarse a su sequito de maldad fue, Shemhamforash, hermano de tratados, el cual acepto unir a sus 4 legiones a Lucifer, a cambio de poder tomar la decisión ante cualquier negociación, el quería ser el único en negociar, sin ser mandado.

Así como ellos, se unieron muchos mas hermanos, los cuales cumplían funciones como jornales, otros como bellezas, así como virtudes.

Lucifer al sentirse fuerte, gracias al apoyo recibido por mis hermanos, decidió, presentarse ante mi Padre, y le dijo que no estaba de acuerdo, con la decisión de una nueva creación, así como regalarles el albedrío, ya que sentía que mi Padre se olvidaba de él, y sus hermanos los cuales apoyaban su opinión.

Mi Padre, al oír lo que pedía, así como ver que sus intrigas, habían ocasionado la unión de varios de sus hijos, en contra de su decisión.

Solo le contestó la primera vez con una sonrisa.

Lucifer al sentirse ignorado, se paró frente a mi Padre y le dijo, que como era posible, que entregara un mundo a una nueva creación, y no a él y sus hermanos, que siempre lo habían amado infinitamente.

Mi Padre, al oír y observar su atrevimiento de palabras y acciones, solo lo miró a él, y mis hermanos, y les contestó por segunda vez con una sonrisa.

De nueva cuenta, Lucifer, al sentirse ignorado y rechazado, osó en alzar la voz, y con tono amenazante dijo a mi Padre, que si entregaba ese nuevo mundo, a una nueva creación, así como el poder mas grande llamado albedrío, él, sus hermanos, y sus legiones, ocasionarían una rebelión en los cielos, la cual ni Él, ni sus demás hermanos podrían detener, decía que rebelarían, hasta que mi Padre aceptara su error, y a él, le otorgara el albedrío, así como un reino ya que merecido lo tenía.

Le dijo que él, debería de ser el heredero de su trono, así como el único con el poder absoluto, ante cualquier hermano o creación, después de mi Padre.

Mi Padre, al oír esos gritos y retos, volteó a ver a todos, y con sonrisa en su rostro, frente a todos aquellos hermanos desapareció.

Lucifer, lleno de ira, así como miedo a enfrentar a mi Padre, incitó a sus seguidores a tomar aquel reino, el cual sentía, debería de ser de él.

La belleza y majestuosidad de aquel lugar, de la nada se convirtió en un terreno vació, lleno de calor, el cual aun sin forma, empezaba a reflejar un cataclismo.

Lucifer, mis hermanos y sus legiones de repente se encontraron solos, los unos con los otros, llenos de zozobra, así como a la defensiva, el silencio acogió a todos

Lucifer, ante lo sucedido hizo formar a sus guerreros, así como pidió lealtad a sus generales, y dispuestos a tomar aquel reino, avanzaron hacia ningún lugar.

Al poco tiempo de aquel avance, una voz sin lugar de procedencia dijo:

“hijo bello, tu enojo y envidia a una creación te ha hecho renegar a mi decisión, y caminando en ese nuevo mundo estás.”

“tu ambición te hizo retar mi palabra, y amenazado fui por ti, con una rebelión, y rebelión tendrás en ese mundo, así como en ese pedacito de mi reino.”

“tu coraje hacia mis nuevos hijos, así como tu anhelo al trono, te incitó a exigir mi poder y amor absoluto, así que tu amor será dado, solo por tus hermanos que te siguieron, y tu trono será el de los infiernos de aquel mundo que no querías, y tus próximos siervos solo serán, aquellas almas de mis hijos nuevos, que caigan en tus verdades mentirosas y a mis palabras falten.”

“mi reino, ninguno de ustedes pisara de nueva cuenta sin mi perdón, y expulsados de mi paraíso, así como de mi amor serán, así que Lucifer, lucha lo que quieras con tus hermanos y sus legiones, ya que tu nuevo reino de los infiernos te espera.”

Al terminar aquellas palabras, palabras dichas por un Padre decepcionado, se escuchó un ruido tan agudo y grave a la vez, y de los cielos de aquel nuevo mundo creado, las formaciones de mis hermanos, Miguel, Gabriel y Uriel, comenzaron a descender.

Lucifer y sus legiones, formaron rápidamente para recibir la embestida de mis hermanos, y con injurias y blasfemas a mi Padre, comenzó la guerra de los Ángeles.

El choque de legión contra legión, provocó un sonido inenarrable, los lamentos de mis hermanos heridos, era cada vez mayor, pero las legiones celestiales mostraban superioridad de fuerza, así como mayor coraje y saña, al momento de eliminar a los Ángeles revelados.

La batalla se extendió por días, algunos Ángeles, huían al ver que no podrían vencer a las fuerzas de mi Padre, pero Lucifer y sus generales aun de pie seguían, y sus blasfemias e injurias no paraban.

De un momento a otro Lucifer, sus generales y algunos de sus guerreros acorralados se encontraban por las legiones de Miguel, mientras Gabriel, perseguía a aquellos hermanos caídos, que huían despavoridos del campo de batalla.

Lucifer, al sentirse perdido, le dijo a Miguel que él, no era nadie para castigar al hijo favorito de Dios a lo que Miguel contestó:

“no vengo a castigarte hermano, tu castigo ya ha sido dictado por mi Padre, solo vengo a entregarte tu nuevo reino”

Al terminar de decir esto el general Miguel, mi hermano Uriel, de la nada apareció de los subsuelos, y con una llama en su mirada, incendio aquel lugar oscuro y tenebroso, el cual se abría ante todos, el cual esperaba con ansias a su nuevo rey y súbditos.

Miguel y sus legiones, solo lucharon para empujar a Lucifer y sus generales, así como con llanto en los ojos, observaban como sus hermanos que alguna vez estuvieron con ellos, descendían a su propio castigo, solo miraban, aquel nuevo reino creado por mi Padre, el cual solo fue abierto con su consentimiento y el cual nadie jamás, absolutamente nadie, había visto.

Uriel, al ver que todos los ángeles revelados, ya estaban dentro, sopló una ráfaga de fuego, y cerró aquella puerta infernal, la cual no podría ser abierta por nadie, sin el permiso de mi Padre.

La belleza de Lucifer, de la nada se convirtió en monstruosidad, y aunque sus poderes respetados fueron, ante mi Padre y sus legiones celestiales, ninguna fuerza tendrán.

Muchos de mis hermanos al momento de cerrarse los infiernos, perdón y clemencia pedían a mi Padre.

Lucifer, ya tiene su reino, pero solo hasta que mi Padre quiera, lo tendrá.

Obtuvo un reino inverso, pero perdió la belleza del reino de mi Padre.

Sus generales ambiciosos como él, sentados a su lado se encuentran, y sus guerreros, aun esperan una segunda batalla, en la cual puedan salir y conquistar a quienes los encerraron.

Las llaves del infierno las cuida sigilosamente Uriel, y Miguel siempre ronda sus fronteras.

El infierno tiene un rey, pero el infierno de igual forma tiene un solo Creador.

Lo que negó el mas cercano y odio sin antes estar presente, fue lo que obtuvo, y los seguidores, algunos ya no existen y otros su castigo fue el de huir por siempre.

Así fue.

Muchos de ustedes por sus pecados semejantes al ángel caído, con él, en su reino encontrarán.

Las armas utilizadas en aquella batalla, algunas fueron réplicas de ustedes en algún momento, y otras aun no conocen.

Se luchó con amor y coraje, y solo venció, la entrega a mi Padre

Algunos hermanos ya no existen, y a otros mi Padre concedió regresar de su eliminación

Los infiernos si existen, y solo es un reino subterráneo inverso al celestial.

Dichosos los que entiendan.

Si mi Padre no amara tanto a sus hijos, jamás les hubiera otorgado el perdón de su existencia.

Hasta estos tiempos, Lucifer, solo es parte de un trabajo creado por mi Padre, forma parte de la nueva balanza de la vida.

La guerra de los cielos, fue una guerra de ángeles en tu mundo, mundo el cual ha sido testigo de muchas acciones, sin renegar.

Después de esta gran batalla, el mundo tomó forma, y mi Padre, maravillas naturales otorgó, como premio a su prueba más difícil.

Lucifer, ángel caído al servicio de mi Padre, hasta la eternidad.

Dichosos los que entiendan.

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