Escrito LIII
“como hermanos nos unió Yeshua, y como hermanos nos recordaremos, Dios nos mandó a su Hijo, y si Él perdonó al imperdonable, nosotros debemos imitar y hablar lo que vimos.”
“no debe existir rencor de algo que pocos sabrán, y el Maestro solo bondad nos enseñó, y bondad enseñaremos.”
El Reemplazo.
Mercaderes de lo invendible.
Profetas de lo inimaginable.
Lucradores de la esperanza.
Hienas invasoras de algo que no les pertenece.
Dichosos los que entiendan.
Cristo con aquellos elegidos, los cuales con pensamientos mundanos normales aun vivían, siempre rompió el silencio con una historia que hacía reír, o rompía el silencio con una sonrisa tan llena de vida, que invadía a todo aquel, que a su lado encontraba.
Tan risueño como un niño feliz, caminaba por el mundo y los caminos de Jerusalén. Tan alegre que ni el triste recordaba su tristeza al oír o ver su risa.
Así era Él, ese gran varón divino semejanza de Dios, el cual nunca negó nada a aquel, que con fe acercaba ante Él.
Caminante feliz, lleno de vivencias divertidas, las cuales encantaba contar como si recién hubieran pasado.
Amante de la buena comida y vino cuando tenía oportunidad, y amante de la pobreza cuando cerca de Él rondaba.
Hombre tan blando y de buen corazón, que más de una vez sin abrigo caminó, por haber dado al que frío tenía o necesitaba.
Repartidor de lo basto, y buen administrador de lo poco, su gran amigo Judas, siempre sorprendido quedaba, por el rendimiento de lo poco que juntaban o tenían.
Todos caminaban detrás de Él y a su lado con una admiración infinita, sus discípulos no tenían ojos mas que para su única luz, su único pastor.
Pues bien, así como ellos caminaban detrás de Iesus, sabiendo que eran los 12 elegidos, 12 los cuales significaban cada mes, detrás de los doce, siempre hubo uno mas, uno que en silencio solo seguía, esperaba y aprendía.
Después de la muerte de Cristo en aquella cruz, y la de Judas que se había quitado la vida con una cuerda ahorcándose de un árbol, los 11 restantes se reunieron a las pocas horas a las afueras de aquella tumba de tierra hueca tapada por una piedra, cueva rodeada de árboles, reunidos alrededor del calor de una fogata para pensar en Iesus, así como rezar por su descanso divino.
Cuando, al poco tiempo de reunidos, acercó en aquella noche, un hombre llamado Matías, hombre alto de piel morena clara, pelo largo y barba similar a la de Judas.
“el Señor está en este lugar y con ustedes.”
Pedro el mayor de todos los elegidos y con más fuerza, contestó:
“igualmente para ti Matías, que haces aquí.”
Matías habló:
“vengo a ser parte de ustedes, parte de mi Maestro.”
Tomás le contestó:
“que puedes saber del Maestro, si en nuestras reuniones, jamás estuviste.”
Matías le contestó:
“no estuve tan cerca como ustedes, y mucho menos cerca de la mirada de aquellos que caminaron junto a Él, pero si he sido testigo de las maravillas del Maestro, y he estado tan lejos de distancia pero tan cerca de su corazón.”
Pedro volvió a hablar:
“que sabes del Maestro.”
Matías:
“se que es, quien fue, y fue, quien iba a ser.”
Lucas interrumpió.
“no es tiempo de filosofar, después de la muerte tan cruel que tuvo el Maestro.”
Matías habló:
“así es hermano, y yo al igual que ustedes fui testigo de su muerte, y en mi mente pedía a Dios que me permitiera hablar de lo que testigo fui. Y antes de morir en su cruz de vida, oí su voz que me pedía no recordarlo con sangre, llanto y dolor, si no que lo recordáramos como fue.”
Los 11 elegidos sorprendidos quedaron de lo que había oído Matías. Y Pedro dijo.
“toma tu lugar hermano, 12 fuimos al inicio y 12 somos de nueva cuenta.”
Pedro caminó tocando el hombro de cada uno de los elegidos diciendo:
“nadie somos nada, pero somos mucho con el amor y protección del Maestro, nadie falló y mucho menos erró, el traidor, amigo fue con el Maestro, pero Iesus es tan grande, que nos mando al sucesor de Judas después de su muerte terrenal.”
“alabado serás por siempre Iesus.”
Al terminar de hablar Pedro, de nueva cuenta los 12 elegidos como al inicio, unieron sus corazones para rezar por el descanso del hijo de Dios.
Matías al sentarse alrededor de la fogata a rezar, comentó:
“hermanos, Dios es único, y Él regresará como lo dijo, mejor pidamos por su rápido retorno anunciado, y por el descanso y perdón de Judas.”
Juan contestó primero:
“como crees que vamos a pedir por un traidor.”
Pedro interrumpiendo a Juan dijo:
“tienes razón Matías, pidamos por su descanso y retorno del Maestro, y por el perdón y descanso de Judas.”
Mateo comentó:
“no somos nadie, para decir traidor a un amigo de Iesus.”
Pablo habló:
“el Maestro así lo hubiera querido, y así lo hubiera hecho por cualquiera.”
Lucas agregó:
“no hablemos nada de o sucedido entre el Maestro y Judas, ya que solo ellos lo sabrán.”
Pedro volvió a decir:
“como hermanos nos unió Yeshua, y como hermanos nos recordaremos, Dios nos mandó a su Hijo, y si Él perdonó al imperdonable, nosotros debemos imitar y hablar lo que vimos.”
“no debe existir rencor de algo que pocos sabrán, y el Maestro solo bondad nos enseñó, y bondad enseñaremos.”
Juan habló:
“caminare con la bondad y con la esencia del Señor.”
12 de nueva cuenta, 12 que iniciaron una evangelización con amor como el Ángel Supremo lo había pedido, bondad que fue combatida con sangre por los ignorantes que después la manipularían, y negarían lo que jamás supieron y entendieron.
Matías fue el sucesor y reemplazo de Judas, y aunque no caminó siempre tan escondido, y no oyó las platicas como los otros 12, su fe y su corazón, lo hicieron un elegido ejemplar y lleno de carisma.
No es malo ser un reemplazo si uno inicia el camino hacia lo diferente.
Dichosos los que entiendan.
Matías fue un caminante que siempre fue hasta atrás escondido, pero que caminó hasta adelante con el nombre de Dios evangelizando.
Fue un reemplazo, pero fue un maestro evangelizador, el cual hasta el ultimo día de su vida, agradeció a Dios por permitirle ser parte de Él.
Matías, el reemplazo que llegó hasta el final, y entro al reino de Dios, con luz de mis hermanos.
Sentado con los otros 12 sonriendo, aun esta en los cielos.
Dichosos los que entiendan.