Si algo ha caracterizado a Donald Trump es su falta de palabra en los acuerdos hechos entre naciones, esto es que por una parte amenaza, luego recibe represalias, y se retracta hasta cierto punto, llega a un acuerdo, y luego desconoce ese acuerdo, tal ha sido su proceder con todas las naciones, sin embargo, los países que cuentan con una economía más estable no han cedido a sus caprichos, por lo tanto se eleva los niveles de tensión entre los EEUU y esas naciones, tal es el caso con China.

Donald Trump inició una guerra comercial con China al elevar las tasas arancelarias a casi todos sus productos que son importados en EEUU, por lo que al resultar más caros, las empresas buscan alternativas comprando otros productos en su propio país o a otros países, esa situación obligó a una reunión cumbre entre los líderes de estas naciones para permitir que siguiera la transacción de operaciones, luego Trump fiel a su costumbre ignoró dicho acuerdo y prosiguió presionando a las empresas estadounidenses para que dejaran de comprar productos chinos.

China por su parte comenzó a aplicar tasas arancelarias a productos estadounidenses pero no se había incluido el petróleo crudo hasta ahora, el día de ayer se anunció el incremento a ciertas importaciones de productos, que representarían 75 mil mdd, pero además son en productos que afectarán el sector manufacturero de EEUU, por afectar industrias como la de la fabricación de automóviles que tienen alta demanda en China, por lo que se busca disminuir por precio a estos y se dejarían de comprar, de igual manera la soya es un alimento de alta demanda que fácilmente puede ser suplida por las importaciones a Rusia, de igual manera ocurriría con las importaciones de petróleo crudo.

Ante tales medidas, Donald Trump fiel a su costumbre demostró su exaltación en las redes sociales amenazando de inmediato a cerrar la economía estadounidense a todos los productos chinos, y que de inmediato causó revuelo entre los empresarios de su país, que argumentaron que no tenía las facultades para ello, pero Trump citó una ley de 1977 sobre medidas extremas por emergencia, por lo que en un capricho o arrebato de este impulsivo dirigente se podría dar.

La medida es más preocupante para la economía norteamericana que para la china, ya que además de encontrarse en un período crítico para la política por las elecciones presidenciales próximas en las cuales abriría con mayor fuerza la posibilidad para un gobierno demócrata, contradice uno de los principios fundamentales de los republicanos acerca de la injerencia del gobierno en la economía, así como el de dar herramientas a que otros presidentes, especialmente demócratas puedan ocupar para brincarse el control del poder legislativo en los EEUU cuando una medida no les sea aprobada.

Los nuevos aranceles chinos entran en vigor el 1 de septiembre, algunos otros hasta el 15 de diciembre, pero desde estos momentos está afectando el mercado financiero, principalmente porque se espera una reacción fuerte por parte de Trump, o de realmente hacer efectivo el cierre comercial con China y obligar a sus propias empresas a cerrar sus negocios hacia Chuna y tal vez otros mercados.Hasta ahora el ejercicio del poder tan impulsivo de Donald Trump ha causado más daño en las relaciones comerciales internacionales que cualquier desastre natural o los cambios propios de la economía global.

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