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Mis versos han vestido las horas de nostalgia.Sonambulismo a la inercia de levantarse y empezar a escribir. ¡Ya no duermo! mis ojeras se han confundido con los negros mantos nocturnos. 
Me duele el tiempo, la ausencia, las espigas que frotan mis pies arduamente causándoles el ardor de unos pasos cansados de buscarte.
Ariadna… juego de letras donde se divierten mis últimos poemas, y se entretienen en conjugar todo tipo de versos, se encadenan uno a uno formando rimas, versos, odas al ósculo dormido.
Noches que escuchan ruidos extraños en penumbras de ocio,ocio por la incertidumbre de manos atadas cerca del cadalso de muerte en la plaza pública como escarmiento a estos amores ocultos. 
Las erratas me persiguen, me provocan problemas de entendimiento.Siempre así, con esta muerte lenta por el deseo de estar entre tus brazos, para que huela, en la muerte misma, a ti. Mi resurrección será tu aroma para seguir viviendo en dulces fragancias entre las hojas que han cubierto tus huellas.Solamente tu aroma me puede llevar a ti. Lo difícil de todo esto es que el follaje tiene mucha similitud con tu exótico aroma y siempre me lleva a los bosques del olvido.Ariadna de ocultos vocablos aromáticos.Por ellos mi vida entera.Por ellos mi paz interna a pesar de mi sosiego.Hasta mi pensamiento último en mi vida invernal.Quiero que en cada prosa que se escriba bailen mil palabras alrededor de tu nombre, y se sumerjan en las aguas danzarinas de luces, para hacer brillar tus ojos como preámbulo a mi fin.Que sean mis últimas palabras tu vestimenta, ya que mis brazos se encuentran lejos… muy lejos. Que sea mi prosa la que te cubra con la ternura del olvido, que cubra mi laberinto, mi laberinto de muerte.
C.V.A.

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