La pandemia vino a desnudar muchas cosas, dentro de nuestro gobierno, en todas las áreas, la recesión o tal vez mejor dicho, la paralización de la economía debido a la cuarentena obligada permitió descubrir las necesidades que no se habían denotado anteriormente ante la vorágine de una transformación forzada y sin mucho sentido.

En estos días hemos visto decisiones tomadas desde el congreso totalmente infames como la aprobación de la reelección de sus integrantes, la no aprobación del apoyo económico a trabajadores formales e informales para que éstos pudieran resguardarse y seguir la cuarentena como es debido, y el rumor de que se aprobará el nuevo tope de jubilación o pensión a una edad mayor.

También hemos visto una seria contradicción de las recomendaciones que emitió la Organización Mundial de la Salud y las decisiones o ejemplos que hace nuestro presidente, al invitar a salir a la gente y seguir su vida normal, aunque muchos de los gobernadores se manifestaron y empezaron a hacer lo que no decía el presidente López Obrador en una manifestación tácita de la oposición ridícula de la prevención.

Escuchamos manifestaciones contradictorias del propio presidente López Obrador que sólo denotaron su desconocimiento de los hechos o su pésimo asesoramiento, o su necedad a aceptar la verdad, como el hecho de señalar que saliera la gente, posteriormente de que debía quedarse en su casa y después señalar que el 19 de abril ya se acabaría todo el problema de la enfermedad, para que en plena “mañanera” el subsecretario de salud (ojo, no el secretario, del cual no se sabe si siquiera siga en funciones o sea un simple “aviador” que solo firma y cobra), le informó en ese momento que es inevitable la fase 3 de máximo contagio y que la fecha señalada en un principio (19 de abril) no remediaba nada solo es un intento por aplanar la curva de contagios.

Otras contadicciones y oportunismos del Presidente López Obrador como la de señalar que bajó el precio de la gasolina por decisión propia y no por la caída mundial del precio del petróleo y de los mercados internacionales, de señalar que el apoyo que el presidente Trump de EEUU brindará a los desempleados afectados por la contingencia de salud mundial, se lo copió a él mismo, sin embargo como lo dije antes el congreso no aprobó el apoyo a los trabajadores formales e informales en esta contingencia.

Una decisión confusa de señalar que se está apoyando a las empresas, pero no permite que se haga una prórroga en el pago de impuestos, no se pidió una suspensión sino una prórroga, pero exigió a los empresarios a que mande a los trabajadores (formales) a que se queden en sus casas con goce de sueldo.

Decisiones arbitrarias e inconstitucionales cuando por decreto hace desaparecer los fideicomisos públicos para obtener recursos para sostener los programas sociales que de otra forma se verían afectados pero al mismo tiempo puede dañar otros que son estratégicos. Así como vemos a algunos secretarios dar la cara por otros, haciendo gestiones por otros en lugar de atender sus propias secretarías y los propios problemas.

Vimos y vemos expresiones tan desafortunadas,  de un formato realmente ridículo de presentar las novedades con chistes, con situaciones que no les dan risa más que a sus seguidores, como la de que con un escapulario y la honestidad, la no corrupción, la gente no se enfermaría por el coronavirus, o de sus malos imitadores como el gobernador de Puebla, que señala que por ser pobres estamos inmunes y que la cura es un mole de guajolote, pero no es el único, cada lunes vemos a un representante de la PROFECO anunciarse como un showman, haciendo chistes, usando expresiones para denostar a los que supuestamente exceden en los precios,  y después de esto, rematar,  nuestro presidente con una expresión como la de que la pandemia nos vino como anillo al dedo.

Eso ha molestado a propios y extraños, ha puesto en una caída libre su popularidad aún entre sus afectos, así como a nivel internacional se le ve como una persona afectada de sus facultades mentales que dirige a nuestro país, lo cual ha aumentado su egocentrismo y paranoia, de que ahora el mundo entero se ha confabulado en contra suya, para desestabilizarlo, especialmente los “conservadores” término que utiliza para generalizar a todo aquel que no piensa como él o está de acuerdo con él, donde sigue culpando a todos los gobiernos anteriores a él, de todos los problemas que ahora vive el país y no puede resolver, aún las consecuencias de sus propias decisiones.

Usando un ejemplo burdo pero entendible para todos, en la selección mexicana de futbol, cuando vemos que un director técnico, que tuvo la oportunidad de seleccionar a los mejores jugadores del país, comienza a poner a sus jugadores en posiciones que no son las que los llevaron a la excelencia para ser tomados en cuenta, cuando se cambia la estructura para dar resultados, los cuales siguen sin llegar y sigue perdiendo partidos y se denota su desesperación porque los resultados no se dan por más que intente y se empieza a pelear con sus propios seleccionados, lo más lógico es que se quite a ese director técnico y buscar un reemplazo que no culpe a los directores técnicos anteriores, que no eche culpas a los jugadores, a la prensa  y hasta a los patrocinadores, de sus propios errores o de su incapacidad para dirigir, esto es lo que sucede actualmente, donde además siempre habrá algunos aficionados que aunque no quieran reconocer, permanecerán fieles a su director técnico pero que al final y por bien del equipo tendrán que aceptar la realidad.

Ahora bien, lo verdaderamente rescatable de la contingencia sanitaria, es que como en otras ocasiones ha sucedido, los mismos mexicanos en su mayoría, nunca podemos generalizar en su totalidad, tomamos la decisión de cuidarnos nosotros mismos, de acatar las recomendaciones que vienen directamente de la OMS, de ayudar a nuestros propios compatriotas, a los pobres, a los trabajadores, a nuestros médicos y enfermeros, rescatistas y a todos aquellos que se están exponiendo ante el riesgo de contagiarse y por lo tanto a sus familias, es decir, saldremos de ésta situación como hemos salido anteriormente con los sismos, epidemias y pandemias que han ocurrido a lo largo de la historia, por nosotros mismos y no por nuestros dirigentes.

También debemos ser honestos y ver que aunque se han tomado algunas medidas preventivas y otras de atención sanitaria, han sido porque se vieron forzados a hacerlas, y que si no hay más casos reportados de infectados es porque no se hacen las pruebas suficientes, y que hace poco más de cien años se dijo lo mismo que hoy “México no está preparado para enfrentar una pandemia”, ni con el equipo necesario, ni con los recursos económicos, pero al igual que en ese entonces salimos de la contingencia, solo espero que el precio pagado no sea muy alto.

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