CASI LA MITAD DE LOS NIÑOS CON VIH NO TIENE ACCESO A TRATAMIENTO, ALERTA ONUSIDA

Existe una gran desigualdad en el acceso a los servicios de prevención y tratamiento del VIH para niños y la carrera hacia la erradicación del SIDA infantil, y entre las adolescentes y las mujeres jóvenes se ha estancado, advierte el informe final de la iniciativa “Start Free, Stay Free, AIDS Free” (Empieza y vive una vida sin SIDA), elaborado por el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH-SIDA (ONUSIDA) y sus socios.

De acuerdo con el documento, en 2020, el 46% de los 1,7 millones de niños portadores del VIH en el mundo no estaba en tratamiento, 150.000 más se infectaron y los diagnósticos tempranos en los bebés y niños pequeños disminuyeron considerablemente.

En resumen -subraya el estudio-, no se cumplió ninguna de las metas fijadas para 2020, entre las que se apuntaba a un aumento máximo de 40.000 nuevas infecciones.

ONUSIDA indicó que más de un tercio de los bebés nacidos de madres con VIH no se hicieron la prueba y recordó que, si no se les brinda tratamiento, alrededor del 50% de los niños seropositivos mueren antes de los dos años.

La directora adjunta de ONUSIDA refirió que hace más de 20 años se pusieron en marcha las iniciativas para familias y niños con el fin de prevenir la transmisión vertical y evitar las muertes infantiles por SIDA, una estrategia que se convirtió en parte de la respuesta mundial a la epidemia.

“Esto fue posible gracias a una activación sin precedentes de todos los socios; sin embargo, a pesar de que ha habido avances importantes y de contar con más herramientas y conocimientos que nunca, los niños se están quedando atrás de los adultos y muy por debajo de nuestros objetivos”, lamentó Shannon Hader.

Detalló que los niños tienen cerca de un 40% menos de probabilidades que los adultos de recibir tratamiento (54% frente a 74%), y que representan una cantidad desproporcionada de las muertes por SIDA: sólo el 5% de las personas con VIH son niños, pero constituyen el 15% de las muertes.

“Estamos hablando del derecho de los niños a la salud y a una vida sana, de su valor en nuestras sociedades. Es hora de reactivarnos en todos los frentes: necesitamos el liderazgo, el activismo y las inversiones para hacer lo correcto”, recalcó Hader.

La iniciativa “Start Free, Stay Free, AIDS Free” fue un plan de un lustro que comenzó en 2015 con los objetivos de garantizar que la vida de todos los niños empezara sin VIH y se mantuviera así durante la adolescencia, y de que todos los menores seropositivos tuvieran acceso a la terapia antirretroviral.

La estrategia se centró en 23 países, 21 de ellos en África, que sumaban el 83% de las mujeres portadoras del VIH embarazadas, el 80% de los niños con el virus y el 78% de las jóvenes de 15 a 24 años infectadas.

Pese a no haber alcanzado las metas de 2020, los 21 países africanos de la iniciativa avanzaron más que los países fuera de ella. Por ejemplo, sus nuevas infecciones disminuyeron un 24% frente al promedio de 20% mundial y lograron dar tratamiento al 89% de las mujeres con VIH embarazadas, comparadas con la media global de 85% (aunque por debajo de la meta del 95%).

ONUSIDA aclaró, no obstante, que hay grandes disparidades entre esos 21 países, que todavía representan la mayor carga de la enfermedad y once de ellos concentran casi al 70% de los niños con VIH sin tratamiento.

Los autores del informe confiaron en que la publicación sirva como un llamado urgente a la acción para librar a los niños del SIDA.

Además, el COVID-19 y el cierre de escuelas ha interrumpido muchos servicios educativos y de salud sexual y reproductiva para niñas, adolescentes y mujeres jóvenes, lo que hace imperioso redoblar los esfuerzos de prevención entre esos colectivos.

“Las vidas de las niñas y mujeres jóvenes más vulnerables penden de un hilo, encerradas en ciclos profundamente arraigados de vulnerabilidad y abandono que deben romperse de una vez por todas”, dijo Chewe Luo, directora asociada de salud y VIH del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Añadió que se tiene el conocimiento necesario para avanzar rápidamente entre las niñas y jóvenes. “Lo que hace falta es el coraje para aplicar las soluciones y la disciplina para implementarlas con rigor”, puntualizó Luo.

ONUSIDA y sus socios se comprometieron a seguir trabajando juntos para desarrollar nuevos marcos con el propósito abordar la agenda inconclusa. Asimismo, en la Declaración Política de 2021 sobre el VIH-SIDA, los Estados Miembros de las Naciones Unidas adoptaron oficialmente como nuevos objetivos para 2025 poner fin a las desigualdades y acabar con el SIDA para 2030, proporcionando una hoja de ruta para los próximos cinco años.

En este sentido, explicaron que la transmisión materno-infantil requiere enfoques innovadores que apoyen a la mujer durante todo el ciclo de vida, lo que incluye prevención primaria y acceso a la salud reproductiva, especialmente en el caso de las adolescentes y jóvenes.

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